Ese día llovió desde el amanecer, en la cama algo me hacía estar inquieto, me desveló de madrugada…. el cielo era un continuo gris como si llorase desconsolado, me levanté temprano, me asome a la ventana calándome la cara y algo en mi interior me confesó que te habías ido, que te habían llevado…
Cuando fuimos los mejores
Cuando nadie era capaz de pararnos
Cuando un pub se hacía hogar
Cuando quedar allí era algo especial, un perfecto ritual
Cuando fuimos los mejores
Cuando el mar nos decoraba los veranos
Cuando la playa y su arena eran almohadas
Cuando las gafas de sol protegían nuestras intenciones
Cuando fuimos los mejores
Cuando la noche era vida
Cuando el día servía para descansar
Cuando echar unas risas y flirtear con las chicas era lo normal
Cuando fuimos los mejores
Cuando este mundo se dejaba comer
Cuando los pactos de amistad eran sagrados
Cuando las manos se unían con apretones que abrazaban
Ahora que te tocó marchar, joven, me aferro a tu vaso, ese que luce con una leyenda en amarillo: “EL PASOS” y brindo porque después de 20 años, aún seguimos y seguiremos siendo los mejores… a pesar de lo injusta que la vida resulta en determinadas ocasiones.
Ese día llovió desde el amanecer, el cielo era un continuo gris, lloré junto a ese cielo porque algo en mi interior me confesó que te habías ido… que te habías marchado… que ya te había tocado.