Nunca he necesitado decirte nada, pero hoy algo te pasa, algo te sucede, al entrar te has sentado inquieta, quitándote la bufanda con la mirada perdida, desabrochando tu abrigo sin prestar atención…. Hoy algo no marcha bien, siempre te sientas con las piernas cruzadas, ajustándote las gafas, con una media sonrisa dibujada en tu cara mientras buscas en tu bolso un pequeño libro, de letras diminutas, cuyo contenido te arropa y hace que tus gestos varíen a medida que vas leyendo… y hoy no, hoy tus piernas se posan en el suelo tensas, con un ligero movimiento nervioso, tu cara no sonríe y tu bolso permanece cerrado sobre tus rodillas sujeto por tus manos apretadas…. hoy tu mirada se pierde y atraviesa el cristal de la ventanilla, va más allá, va hacia tu interior…. No puedo evitar mirarte con preocupación, hoy tus ojos están tristes y acabo de comprobar como una lágrima se abre camino y desciende por tu mejilla, lo que intentas disimular girando más la cara hacia el cristal… Sin mediar palabra, busco en mi bolso un pañuelo de papel, y mirándote a los ojos te lo acerco, me miras sorprendida, coges el pañuelo y por primera vez oigo tu voz… ¡gracias!
Sin ser conscientes de ello, compartimos diariamente momentos de nuestra vida con las mismas personas, día tras día, sin conocerlas personalmente, sólo de vista, sin mediar palabra alguna con ellas, ni tan siquiera cruces de miradas, seguramente la mayoría de ellas no se dan por aludidas, pero habitualmente compartimos 10, 20, 30 minutos, a la misma hora, en el mismo lugar… un andén, un vagón, una parada de autobús, el mismo autobús… casi siempre, si es posible, ocupamos los mismos asientos… y cuando alguno de los habituales no acude a la cita o varía en algo enseguida nos damos cuenta… compartimos más de lo que creemos...
VIDAS ANONIMAS DE LAS QUE TAMBIEN FORMAMOS PARTE CASUALMENTE
Un abrazo, Mare@