domingo, 21 de octubre de 2012

Al Tran Tran...


Una luz amarillenta regalada por unas bombillas de siempre daban vida sombría al interior del vagón del metro, asientos de madera, escasos, asideros de hierro y metal por todos lados. A veces la luz variaba de intensidad según las subidas y bajadas de tensión eléctrica… una experiencia fantástica, una aventura más para cualquier niño de mi corta edad….
Viajes en metro inolvidables de la mano de mi madre, cuando íbamos a casa de unos tíos suyos en el centro de Madrid… el tiempo no corría tanto, ni nosotros lo achuchábamos tampoco… todo sucedía en su momento, a su ritmo, las aceleraciones en épocas de aceleración, el tran tran habitual durante el resto del año…  y luego las calles más humanizadas, más diálogos, menos soledad… recuerdo la casa de esos tíos de mi madre con cariño, era un bajo, más bien semisótano, vivían en un semisótano en pleno Madrid, con su taller de costura…  su casa y su trabajo a la vez…
Añoro aquellos años donde todo era más manual, más palpable, más cercano… echo de menos las costumbres, las maneras de celebrar las cosas, de pasar fiestas navideñas, veraneos, cumpleaños...
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Cierto es que el tiempo a medida que vas cumpliendo años parece correr más, pero no es menos cierto que gran parte de culpa, o toda, la tenemos nosotros, que vamos forzando las horas, los días, los meses, los años, vamos pasando todo demasiado rápido, sin pausas, sin mirar ni observar, sobrevolamos  casi siempre de manera superflua, se ha perdido mucha profundidad de antaño… la velocidad no es buena a la larga porque se pierden muchas cosas que ver a través de los ventanales de la vida…
Voy a ver si logro ralentizar un poco el tiempo, para poder mirar tranquilamente atrás y disfrutarlo, y no perderme así tampoco nada de lo que depare el destino…

Un abrazo. Mare@

miércoles, 17 de octubre de 2012

6

 Caminas por la vida, sin llamar la atención, cauto y silencioso, sin pausa pero sin prisa (como dice la canción), como suelo decir girando alrededor del 6, que en la escala del 1 al 10 se sitúa en el medio… eso mantiene tu ritmo vital, tu equilibrio, eso permite tu autocontrol en cierta manera… tu autoconocimiento…
 
Y sucede que, en un momento dado, se fijan en ti y te sientes halagado, te hacen sentirte especial, más fuerte de lo que te crees, más válido, mejor… alguien te alza y te eleva, y mientras subes te desproteges, te dejas ver, te dejas alcanzar el interior y te desnudas… y te quedas ahí arriba, observando, como en un peldaño más alto de lo que considerabas lo normal para ti… dicen que eres muy bueno en esto, el mejor en lo otro, irrepetible en lo de más allá… que eres algo más…
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así pasan los días, y los meses e incluso los años…
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pero con el tiempo vas viendo que, ahí arriba, donde los peldaños suben y parece haber un oxígeno especial, si te quedas desnudo tarde o temprano notas frío… mucho frío… y soledad mucha soledad ... y ficción todo ficción... por eso miras hacia abajo, primero de reojo para luego fijar la mirada y empiezas a preguntarte el por qué de haber subido, y aparece el dolor, el echarte en cara a ti mismo que te hayas creido algo que te costaba creer que eras…
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A veces
araña un viento seco y frío
que entumece las manos y tensa la cara
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A veces, solo a veces
te sientes indefenso, vendido al mundo
cuando el velo que te protege cae o lo retiras confiado
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Son esas veces las que te escarmientan,
las que te empujan hacia dentro de nuevo,
más profundo de lo que siempre has estado
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Son esas veces las que te enfadan contigo mismo
y  vuelves a recogerte en un velo parecido, de un grosor mayor,
mucho más tupido que el ya caído…
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Un abrazo. Mare@

lunes, 15 de octubre de 2012

Insomnio

El traqueteo sencillo y continuo del tren sobre las vías primero me acunó para mi posterior desvelo, y pasee de vagón a vagón, pasando por delante de todas las puertas de los compartimentos cerradas y con sus cortinillas echadas… y baje ventanales y me asome a la noche, el aire provocaba humedad en los ojos, pero no me importaba, se estaba bien… muy bien… francamente bien…
 
A cada anochecer
un amanecer le pretende

A cada paso que doy
un recuerdo suyo que me envuelve
a cada paso que avanzo
un sentimiento más que en mi interior crece
 
A cada amanecer
un atardecer le sucede

A cada encuentro con ella
un aliento más de vida
a cada tacto intercambiado
un lazo más de seda suave que envuelve

El traqueteo del tren continuo llegó a parecerme melodía de fondo, acompañando a su imagen que se proyectaba en plena oscuridad a donde quiera que mis ojos mirasen…  y me acuné en esos ojos y la mirada comenzó a pesar, y sonreí sabiendo que esa noche ya no dormiría solo…
 
 
Un abrazo. Mare@