Hoy, para ir cambiando los colores, me subo a la máquina tractora del tren y os dirijo hacia mi gente, para hablaros un poco sobre ellos, espero disfrutéis del viaje....
¡viajeros al tren!
En campo de gules, un castillo de plata, aclarado de azur; partido de sinople, con tres fajas de oro. Bordura de azur, con ocho aspas de oro...
...el Clan Blanco, así nos llamaban y nos llaman algunos a mis hermanos, padres, abuelos, tíos y a mis primos…
Creo que siempre me ha gustado ese nombre y es que la familia, en mi caso, ha estado bastante unida desde que éramos pequeños. En mi casa somos 3 hermanos y en casa de mi tío igual, además con la misma escala, primero mi primo “Er Paco” (el mayor de los hijos de todo el clan, del que, en principio teníamos q tomar ejemplo… ejem…, el empresario), luego “Er Josemari” (el que suscribe, no me voy a autodenominar, el de la guitarra), luego mi prima “la Srta. Olga” (la primera chica del clan, salió buena, la madre de todos, la financiera), después mi hermana “la Srta. Eva” (la de la manzana, q no es mala eh, la que más quebraderos de cabeza me ha provocado, eso sí nunca cosas graves, y ¡cómo no! a la que siempre he tenido debajo de mi manto de hermano mayor, mi protegida), después hubo un adelantamiento por la izquierda y llego antes mi hermano “Er George” (el que plantea las reglas y, después de su aprobación, las hace respetar, es una pura balanza de justicia, el aviones) y por último, no por ello el más bajito, surgió “Er Nacho” (q lloraba como un mamón de pequeño y ahora de grande se le ha pasado la llorera y tiene mucho cachondeo, y además con CIEN PAVOS lo soluciona todo, el teclas).
Bien, mis abuelos, gallegos ellos, en época estival se marchaban a su tierra varios meses, y tanto nosotros, mis padres y hermanos, como mis tíos y los primos, (El CLAN al completo) pues íbamos todos en “comandita” a despedirlos a la Estación Norte, nos subíamos todos al tren, corríamos todos por los pasillos, un tren verde llamado la “estrella del norte”, que tardaba en hacer el trayecto bastantes horas… con su olor característico, una mezcla de alquitrán y combustible, esos sí que eran viajes de verdad… y bueno, después de verlos partir pues ya aprovechábamos y nos íbamos todos a comer a una sidrería que está muy cerca de la estación llamada “MINGO”, allí pedíamos pollos asados, patatas fritas, algún q otro plato más y ya aprovechábamos para hablar de nuestras cositas y pasar el día juntos.
De la misma manera, cuando mis abuelos regresaban de Galicia hacíamos la misma operación, acudíamos todos a recibirlos a la estación y luego íbamos a su casa a comer… siempre traían de tierras gallegas filetes empanados, tortilla de patata (con esos huevos de granja q dan el toque especial) y empanadas de lomo, que fiestones…
Una buena relación de familia, juntos en navidades, en algunas vacaciones… y cuando les hacía falta algo a los abuelos ahí estábamos, “Er Paco” o “Er Josemari” para llevarles, traerles, subirlos, bajarlos… en fin, para lo que fuera preciso.
El Clan Blanco se amplió con la llegada de las respectivas parejas, aunque al principio costaba introducirlos… pues se resistían… al final ahí están, les pongo las iniciales para que luego no me protesten (Y, J, Y, L y C)… ahora del clan solo nos queda “Er George” por emparejar, es reacio (y no será porque no lo vale, es porque se vive muy bien de soltería, el soltero de oro, el tío rico, el aviones…), y como no, llegaron los hijos para aumentar más la familia (Iván -experto en marcas de coches y como q parecía mudo, lo que habla el tio-, Javi – mi primer sobrinito, el que nos fue introduciendo en esto de los bebés – Leire – de la que dicen q soy su padre, me ha salido cantante y líder, me castiga y todo-, Pablo –el segundo, el olvidao, hermano de Iván, al que se le amarra al carro y hale, es lo que tiene no ser los primeros, muy bueno el crío-, y Jimena, la última en llegar pero la que más genio tiene de todos, mi ahijada tenemos feeling, hermana de Javi al que maneja a su antojo, como buena mujer)…
El Clan sigue su recorrido, aunque nos veamos menos, pero el contacto permanece, y que sea por muchos años, y además nos gusta que desde fuera nos llamen así, hay mucho envidiosillo suelto por ahí…
Por tanto, levanto la imaginaria copa de cava o sidra, a gusto del consumidor, y brindo por este fantástico Clan que me ha acompañado, me acompaña y que de seguro me acompañará hasta que sea menester… ¡¡ por el “Clan Blanco”!! chin chin.
Psssss, eh… despertar que ya he acabado el rollo… y el tren se detiene unos minutos para tomar un piscolabis, tais invitados, paga EL CLAN, ¿véis q majos somos?...
Un abrazo. Marea@